Los Cautoceugos de nuevo nos ponemos en marcha.
Esta vez mi hija y yo nos proponemos ascender al Puigmal (2913 m).
Un día antes mi hija Isabel y yo decidimos hacer el Puigmal. Cometimos un gran error y fue no mirar el tiempo, dimos por hecho que como llevábamos cuatro días con sol el quinto también haría sol, pero no fue así.
Desde Queralbs a Fontalba ya nos encontramos con bastante nieve en la carretera, el día estaba nublado pero a pesar de eso nos pusimos los crampones y empezamos la ascensión.
La niebla nos envolvía poco a poco salíamos de una y entrábamos en otra.
El frio apretaba. Nos encontramos con un par de excursionistas que nos comentaban que arriba hacía mucho frío y estaba entrando un frente de nubes nada bueno.
La cima no la divisábamos, pero sí veíamos un frontal de nubes negras que nos intimidaban el avance.
Las nubes se nos echaron encima y empezó a nevar muy levemente.
Comentamos el abandono, pero mi hija es muy echada para adelante, así que a regañadientes por mi parte continuamos.
Como se suele decir la veteranía es un grado.
Paró de nevar y la temperatura cayó en picado. La nieve se había convertido en hielo y hasta los crampones costaba de clavarse en ella. Cada vez la ascensión se hacía más difícil.
Esta vez decidimos dar media vuelta.
Dejamos el Puigmal para otra mejor ocasión.
En verano el Puigmal es una de las cimas más concurridas de gente, su nivel medio y sus magníficas vistas hacen que sea una de las rutas de ascensión más divertidas.
En invierno ya es otra cosa, es uno de los puntos negros más importante de Europa. Puedes pasar de hacer sol, a tener nubes negras en minutos. La temperatura desciende rápidamente y se levanta el viento del Torn como una peonza alcanzando temperaturas de más de -26 grados atrapándote en una espiral de nieve.
Toda precaución es poca.
Volveremos cuando haga mejor tiempo.