Los Cautoceugos se van de senderismo (Paco, Santiago Jovita y Alejandro)
Hemos elegido una ruta donde no hay subidas ni bajadas, no grimpamos ni escalamos. En general una ruta light (eso creíamos al principio).
La ruta que proponemos era el extremo norte de una gran línea ferroviaria que tenía su origen en Barcelona. El principal objetivo del tendido de esta vía era colocar en el puerto, el carbón que generosamente se escondía bajo las laderas de la Sierra Caballera, en Ogassa, a pocos kilómetros de la histórica ciudad de Sant Joan de les Abadesses.
La Vía Verde de la Ruta del Ferro tiene su orígen en la estación de tren de Ripoll hasta Sant Joan de les Abadesses.
Ida y vuelta 20Km
Dificultad: Baja
Es una ruta suave, muy bien señalizada.
(En el andén, si miramos hacia el norte, veremos la antigua línea de Sant Joan de les Abadesses, soporte de la actual. Por este paseo llegaremos a un nuevo cruce con la calle Progres, y a una glorieta donde veremos que el tráfico se incrementa espectacularmente. Se trata de la variante de la C-151, que durante unos 2 Km ha tomado como asiento del ferrocarril.
En este punto se inicia con toda propiedad la Vía Verde de la Ruta del Ferro. En el lado izquierdo de la carretera, una pista asfaltada, flanqueada por dos cintas de hierba, se abre camino al pie de la carretera.) (Toda esta descripción pertenece al folleto de viasverdes.com).
El sol era de justicia, los arboles se habían escondido y la pista asfáltica se iba calentando a nuestro paso. Solamente el río Ter a nuestra izquierda, nos mandaba la humedad necesaria para seguir.
Poco a poco se abrieron delante nuestro inmensas praderas de flores verdes y amarillas con un olor intenso a primavera, esto nos dio un gran empujón.
Los ciclistas pasaban tocando el timbre, aunque más de un susto nos llevamos porque no los oímos llegar.
Cruzamos por varios puentes y túneles, los cuales proporcionaban una sombra refrescante y silenciosa. A 10 Km. de Ripoll, llegamos a un inmenso manto de color verde el cual se internaba en el amplio recinto de la Estación de Sant Joan de les Abadesses.
La estación queda situada en la parte alta de la localidad, y es obligatorio descender al pueblo, cruzar el Ter por el espectacular puente gótico y perderse por sus calles, donde se esconden auténticas joyas del románico
La vuelta a Ripoll es otra historia