Los Cautoceugos de nuevo en marcha, continuamos Francesc y yo en la búsqueda de las ermitas de Montserrat.
En esta segunda parte vamos a buscar Sant Benet, Sant Salvador, ermita de la Trinitat, Santa Creu y Sant Dimes, volviendo a pasar al final del recorrido por Santa Anna.
Son las 8,45 de la mañana, el día está nublado y la temperatura nos marca 4 grados, vamos bien preparados ya que días antes hemos hecho bien los deberes. Nos hemos preocupado de la ruta a seguir, del tiempo que haría y a qué hora abrían la cafetería de Montserrat para tomar un café calentito.
Empezamos a subir la escalera de los pobres, son unos 800 peldaños.
Poco a poco vamos ascendiendo, pasamos por el paso de los franceses y por fin llegamos al desvío.
A nuestra derecha Sant Benet, a nuestra izquierda Santa Anna. Nos dirigimos al refugio o ermita de Sant Benet.
Continuamos por unos cuantos escalones más y al final llegamos.
La ermita está dedicada al fundador de los benedictinos, San Benito de Nursia. Sant Benet es un refugio de escaladores que pueden pernoctar en él.
Durante todo el año hay un guarda y por 5 euros puedes pasar la noche.
Continuamos el recorrido hacia la ermita de Sant Salvador.
Volviendo unos metros sobre nuestros pasos nos sale un camino a nuestra izquierda donde hay una puerta de hierro, la cruzamos y seguimos un camino en constante y fuerte subida durante unos 15 minutos.
Por fin llegamos a una explanada donde nos encontramos con una antigua iglesia destruida y a mano izquierda debajo de una balma al borde de un enorme precipicio está la ermita de Sant Salvador.
Las vistas son espectaculares.
La ermita por dentro es acogedora, muy limpia como si alguien viviera en ella. Cuentan que los visitantes de Montserrat acudían a esta ermita porque existía una lámpara de luz eterna, custodiada día y noche por el ermitaño que la habitaba.
Después de descansar un poco y de contemplar las maravillosas vistas continuamos el camino hacia la ermita de la Trinidad.
Todo lo que era antes subida ahora es bajada hasta ir a buscar el PR-C19. Llegamos al indicador y cogemos el camino a mano izquierda el cual nos lleva al Pla de la Trinitad.
Una vez en él nos encontramos a mano izquierda y en lo alto de una cima unos grandes muros y un camino estrecho de subida. Era la ermita más grande de todas.
Cuenta su historia que la llamaban El palacio de las ermitas.
Era donde acogían a pelegrinos y huéspedes.
Hoy solo quedan restos diversos de muros y ventanales en una gran extensión que dan fe que más que una ermita era un palacio o una catedral.
A continuación volvimos al camino y continuamos a mano izquierda en busca de las dos ermitas que están casi juntas, Sant Dimes y la ermita de la Santa Creu.
En el camino hay un poste que nos indica el cruce del PR-19 con el GR 172. Detrás de este indicador nos sale un sendero bastante estrecho y con una verticalidad asombrosa que poco a poco y paso a paso nos lleva a otro sendero que se divide en dos: el de la mano izquierda lleva a Sant Dimes y el de la derecha a la ermita de la Santa Cruz.
Con gran tristeza nos encontramos que el acceso a Sant Dimes está cerrado y el acceso a la Santa Cruz también.
En ellas se hospedan monjes ermitaños.
En la ermita de la Santa cruz podemos hacer algunas fotos como la Santa Cruz y un poco de su ermita.
Nos alejamos de las ermitas un poco apenados pero cogemos un sendero sin explorar el cual nos lleva por grandes precipicios y la adrenalina nos pone otra vez en su sitio.
Después de casi 5 horas andando nos paramos a comer en la ermita de Santa Anna.
Ya estamos preparando una tercera etapa porque todavía nos faltan cuatro ermitas y una de ellas no la conoce nadie.
¿Por qué la tienen tan escondida los monjes?
magnífic document Álex. Una altre sortida 10. Els indrets, les construccions i atalies desde on
es gaudeix d’unes vistes espectaculars son de primera