Los Cautoceugos de nuevo se ponen en marcha.
Esta vez Paco y yo nos vamos al salto de agua del Mir (de 40 metros de altura) denominado así porque está a las afueras de Santa María de Besora en el vecindario del Mir y también al santuario de Bellmunt.
Se puede hacer de dos maneras diferentes, dependiendo de si se va con niños o no.
La primera y la más larga es salir andando desde detrás del ayuntamiento de Santa María de Besora. Empieza en un amplio camino que nos lleva a través de las masías hasta la cabaña del Mir. En unas dos horas aproximadamente llegamos a este punto. De aquí al salto solo nos queda unos 40 minutos.
La otra opción es desde Santa María de Besora. Cogemos el coche y nos dirigimos a Vidrá y a 1,5 kilómetros nos encontramos un desvío a mano derecha, es una pista que está en muy buenas condiciones y nos conduce a la masía del Mir y allí podemos dejar el coche para ir andando hasta el salto.
A partir de aquí descendemos hacia la riera. A unos 600 metros nos sale una pista a nuestra derecha, nosotros la dejamos y continuamos por la izquierda hasta llegar a una esclusa la cual la pasamos a través de un puente de madera.
El agua retenida de la esclusa servía para alimentar a los tres molinos que más adelante nos encontramos, aunque solo se mantiene en pie uno de ellos.
Continuamos por la pista y a unos 200 metros estamos en la parte alta del salto. Las vistas son espectaculares.
A continuación descendemos hasta el rio. Bajamos por unas escaleras de madera y a nuestra derecha está el Salto del Mir. Se puede llegar hasta debajo mismo del salto y entrar en su pequeña cavidad, toda precaución es poca y más porque el suelo está muy resbaladizo.
Volvemos sobre nuestros pasos y en el primer cruce hay un cartel que nos indica la dirección al Santuario de Bellmunt y la distancia de 4 kilómetros.
El camino es estrecho y muy frondoso, con una fuerte pendiente hasta la cima.
Atravesamos toda la montaña y a 1246 metros de altitud esta el Santuario. Las vistas son fantásticas.
Menudo par de artistas, que bien lo pasais un saludo, Dolors